La altura hasta los hombros es de 23 a 25 cm. El cuerpo es largo y la cabeza, similar a la de un zorro. El Norfolk tiene orejas caídas, a diferencia de su primo, el Norwich, cuyas orejas son puntiagudas. Los Norfolk suelen madurar al año, aunque alcanzan su tamaño completo entre los 6 y los 8 meses. El pelaje del Norfolk es corto, áspero, áspero y liso. La raza tiene una capa interna definida. El Norfolk muda el pelo dos veces al año y requiere cepillado y peinado dos veces por semana. Su color puede ser rojo, trigo, negro y fuego, negro y gris, o rojo y blanco mezclados con un patrón grisáceo.

Los Norfolk Terrier son perros activos e inteligentes. No son adecuados para criaderos; prefieren estar con sus dueños y se caracterizan por su interés en todo lo que hacen. Como terriers típicos, son enérgicos y capaces de hacer muchas travesuras; necesitan mucho que hacer o encontrarán algo. Tienden a ser testarudos. Destacan en pruebas de agilidad y de tierra. Con el instinto típico de los terriers de vagar, estos perros generalmente no son de fiar sin correa. Como todos los terriers, pueden morder y cavar si se aburren.

Los Norfolk Terrier necesitan mucha interacción con las personas. Toleran bien a otros perros y gatos si se crían con ellos. La afición de los Norwich a eliminar alimañas los hace propensos a matar a otras mascotas pequeñas, como roedores, aves y reptiles, por lo que deben mantenerse alejados de ellos. Los Norfolk Terrier son excelentes perros guardianes, pero no son buenos perros guardianes debido a su tamaño. Pueden ladrar excesivamente si no se les adiestra adecuadamente. También tiran de la correa. Disfrutan de las actividades al aire libre. Los Norfolk son ideales para quienes buscan un perro pequeño y activo que no requiera un patio grande y que se contente con paseos frecuentes y juegos de buscar. No toleran quedarse solos durante largos periodos. Tampoco se les puede confiar sin correa. Su instinto cazador los impulsa a buscar alimañas por todos lados. Los Norfolk Terrier suelen vivir entre 13 y 15 años.

El Norfolk terrier, primo cercano del Norwich terrier, se originó en Anglia Oriental, Inglaterra. Ambas razas eran muy apreciadas como cazadores de ratas y, para la década de 1880, eran populares en la Universidad de Cambridge entre los estudiantes. Un perro llamado Rags, que vivía en un establo cerca de Norwich, se convirtió en el padre fundador del Norwich terrier. Mediante la cría selectiva, los jinetes cruzaron otros terriers con Rags y su descendencia para producir un cazador de ratas y un cazador de zorros. El Norwich terrier se introdujo en Estados Unidos en 1914. El American Kennel Club reconoció la raza en 1936. Los Norwich terrier y los Norfolk terrier se consideraron la misma raza hasta 1979, cuando el AKC reconoció al Norfolk de orejas caídas como una raza independiente. El Norfolk terrier es el terrier por excelencia. Es enérgico y resistente. Deleita a su dueño como fiel compañero y como un hábil cazador de ratas.