El persa es una raza de aspecto extremo. El cuerpo es corto, pero grueso, con patas gruesas y un cuello corto y grueso. La cola es corta y las orejas pequeñas. La cabeza es redonda, con ojos grandes y redondos. Visto de perfil, su cara es plana y la nariz cambia de dirección, de modo que lo que se ve es principalmente la carne coloreada de la nariz. El pelaje del persa es grueso, abundante y largo. Es fino, pero debe ser lustroso y brillante.

El persa es un gato tranquilo que exhibe estallidos de actividad, como los de un gatito. Estará durmiendo al sol cuando de repente explota, corriendo por la habitación y revolcándose. El persa se estirará a tu lado, dormirá en tu cama y se sentará en tu regazo cuando esté de humor. No le importan los cambios de rutina y, por lo general, es amigable con todos.

El persa necesita una alimentación controlada para mantenerse en buen estado físico. Dado que la raza no se caracteriza por un alto nivel de ejercicio intenso, es fundamental prestar atención tanto a su alimentación como a su ejercicio regular. Esto significa que el persa necesita hacer ejercicio para mantenerse en óptimas condiciones. Si bien a los persas les gusta jugar con sus padres y jugar con juguetes interactivos, perseguir pelotas y atacar ratones con hierba gatera, es posible que deba vigilarlos para que hagan ejercicio a diario. El pelaje del persa requiere atención diaria. Debe cepillarse y peinarse para evitar que se enrede. Además, la cara plana debe limpiarse con regularidad y cuidado, ya que pueden acumularse manchas de lágrimas.

El persa es una raza antigua de gato y, al igual que otras razas antiguas, su historia es un poco confusa. Los gatos de pelo largo ya existían en Italia en el siglo XVI. Estos gatos fueron importados de Asia. En el siglo XVII, Pietro della Valle trajo un gato de Persia a Italia para incorporarlo al programa de cría. Este gato bien pudo haber sido conocido en Persia como el gato de las arenas, un gato que vivía en el desierto. Este gato de las arenas tenía un pelaje lanudo, similar a una esponja de jabón de acero, para protegerlo del entorno y permitirle vivir en la arena. Unos cien años después, Nicolas de Pereisc adquirió algunos gatos de pelo largo. Estos gatos provenían de Turquía, donde también se encuentra el angora turco, una raza diferente de gato de pelo largo. En el siglo XIX, los descendientes de estos gatos turcos se cruzaron con algunos gatos de Italia, y ese fue el comienzo del persa moderno. Aunque esta raza es antigua, también es artificial. La popularidad del persa aumentó cuando la reina Victoria y otros miembros de la realeza se enamoraron de esta impresionante raza. Se introdujeron en Estados Unidos a finales del siglo XIX, donde pronto se popularizaron.